sábado, 29 de octubre de 2011

Neogénesis


En los albores del tiempo, reinando sobre un mar de caos flotaba la Emperatriz oscura.
A su alrededor no había nada sino un inviolado abismo negro que fluía sin orden. En esta oscuridad, acunada, la Emperatriz se durmió y soñó que se retorcía sobre si misma, se torneaba y deshilaba su ser hasta poder morder su otra orilla, derritiéndose lentamente y empezando a girar a un ritmo frenético.
Y aquella que era pura voluntad y poder encontró su forma, y entonces todo a su alrededor cobró sentido, el abismo dio forma al espacio, el vacío a la materia y juntos formaron el flujo astral.
La Emperatriz del universo moldeó el espacio curvo y su sueño originó una marea incesante en la que todas las formas del universo fueron reflejo de su creadora y se retorcieron hasta ser únicos, perfectos, sin principio y sin fin, completamente doblegados a la voluntad del cosmos.

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